El Negro Falótico desmiente un lugar común del tango, relacionado con la imposibilidad de la juventud por comprender cabalmente la profundidad emocional del género: sin ser un púber, es un cantante que aún no peina canas, este no es su primer disco y ocupa el rol de cantante de la orquesta de Rodolfo Mederos. Es un intérprete notable, dotado de técnica vocal, un registro amplio que brilla en los agudos y que lo favorece mucho en este trabajo, en los boleros.
Porque, más allá de los portentosos tangos que escribieron los hermanos Homero y Virgilio Expósito, comenzando por Naranjo en flor y Maquillaje, nada menos, su incursión por otros géneros, como el bolero, dejó páginas como Vete de mí o la menos conocida Tanta ternura. En la versión de este disco, la trompeta de Ricardo Culotta aporta su color para enriquecer la paleta tímbrica. Luego sobrevienen canciones que cuentan con poesía de Homero y música de otros compositores, como Piazzolla (en Pigmalión, track 7), Héctor Stamponi o Domingo Federico.
La presencia de invitados como Lidia Borda, Rodolfo Mederos (su bandoneón es el único instrumento acompañante en Cafetín), Guillermo Fernández y Cristina Banegas da realce a la producción y no están allí para sumar nombres sino que aportan y mucho. Los dos cantantes hacen su dúo con el Negro con total naturalidad.
Un tributo que es un recorrido por la singular obra de estos talentosos hermanos, en la voz de un cantante que no hace más que crecer con el paso del tiempo.
Club del Disco
Comentarios