Nicolás Guerschberg es un pianista más que conocido: integrante de un grupo como Escalandrum, en todo este tiempo no descuidó su proyecto solista (los socios recordarán Movimientos porteños, que grabó con su sexteto) y tiene la virtud de no estar asociado a una sola escena. Lo suyo es anfibio, puede navegar entre el tango, el jazz, la música de tradición escrita o el folklore con total naturalidad.
Punto de fuga es un disco introspectivo, reflexivo, en el que por momentos despliega todo su pianismo, creando desde el teclado, desarrollando ideas previas y también improvisando sobre temas ya conocidos que adquieren nuevas vestimentas (como en el caso de The fool on the hill, Adiós Nonino o una magistral versión de Niebla del Riachuelo).
No es su primer disco de solo piano, pero este lo encuentra en otra etapa, quizás más maduro como músico. Dueño de una notable técnica pianística, no necesita demostrar nada. Es un disco de un pianista alejado de la pirotecnia y muy cerca de los afectos, de la expresividad. Esa cercanía se ve también en el toque: hay mucho legato natural, sin uso del pedal. Es una grabación sensible y próxima.
Hay momentos de una bella melancolía, como el Dora's vals o Después de la lluvia, otros que contagian energía como el que da nombre al disco o la Milonga alterada (track 6), y en general se siente una pátina de nostalgia porteña a lo largo de toda la grabación. A propósito del registro, el trabajo preciosista del audio, a cargo de Facundo Rodríguez, da sus frutos.
Las ilustraciones, del joven artista costarricense Luciano Goizueta, dan un marco adecuado a la música. En su interior, la explicación del nombre del disco a cargo de su autor... ¡Un placer presentar a este gran artista!
Club del Disco
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