Luna sola es un disco ecléctico. Sí, es una palabra un poco gastada y más sobre éste artista. Pero sería bueno explicar por qué tiene validez en este caso. Grabado en estudio, grabado en vivo. Inclusive las grabaciones en vivo se podrían separar a su vez a aquellas más bien “caseras” (grabadas en casa de Leo) de las grabadas en estudios como Sondor. Hay también canciones, cuentos y más de un cruce de disciplinas. Hay lugar para el humor, pero no abarca todo el disco; por ejemplo la muy nocturna y poética Luna sola, que da nombre al disco, está más en la línea de Biromes y servilletas que de La papafrita. Hay de todo, y es inclasificable como casi toda la muy diversa obra de Leo Maslíah.
No faltan compases complicados de seguir con el piecito, juegos verbales y “atentados” como ese clásico del cancionero rioplatense que es Oración del remanso (sí, la canción de Fandermole) con cambio de modo. Un juego distinto altera Hojas de otoño (Autumn leaves) en Las hojas vivas. Cada track obliga a una escucha atenta: no hay descanso porque siempre está pasando algo con la letra o la música. La asombrosa ductilidad de Maslíah para cantar intrincadas letras, al mismo tiempo que se acompaña con complejas partes de piano llega a su cumbre en Líneas. Lo más sorprendente de esta canción de casi 11 minutos es que se trata de una de las grabaciones en vivo.
Así, entre la risa, el asombro y la contemplación de la belleza, pasa este nuevo disco de Maslíah, montevideano adoptado hace ya más de treinta años por los porteños. Y que siempre ofrece un desborde de talento, curiosidad e inteligencia creativa.
Club del Disco
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