Abárika es una palabra que significa agradecimiento, y es el nombre del grupo de creación colectiva que conforman Dolores Mazzoni, Santiago Michaël y Alejandro Larocca (algunos de ellos ya fueron presentado aqui con otro similar proyecto: Mbiguá). Su primera obra se llama Circular y está hecha con todos composiciones de los mencionados más nuevas versiones de algunos temas tradicionales; diez piezas entre instrumentales y cantadas en lenguas de culturas que habitan África del oeste, y en español.
La musicalidad remite tanto a África como al jazz, lo primero por sus polirritmias o las voces, obvio; en la estructura de los temas, sobre todo los instrumentales (tracks 6 y 9), en los timbres de los distintos tambores. Lo del jazz es más conceptual diríamos, pues usan ideas jazzísticas o el lenguaje de improvisación para crear las piezas, algunas canciones sobre todo tienen armonía jazzera y a eso lo aporta el piano, los arreglos melódicos de ciertos momentos como Kumpó o la que cierra cierra y da nombre al disco.
Pues el álbum está hecho de combinaciones, de cruces, osea una buena fusión como casi todas las músicas que nos gusta presentar. Dijimos que los músicos tocan todos varios instrumentos y además cantan. A su vez el instrumental que usan es muy diverso y va desde percusiones ancestrales como balafón (xilofon de madera), batería, tambores y calabazas, hasta el korá (instrumento de cuerdas típico), piano, marímbula, contrabajo y n’goni (algo así como una cruza entre violín y charango). Así mismo el estudio y ejecución de estos instrumentos por artistas que vienen de educación formal, europea de la música, hacen que el resultado creativo sea tan híbrido como atractivo.
Totalmente acústico y orgánico, Circular tiene un claro perfil de apoyo en tradiciones múltiples para proyectarse a un sonido global, accesible, con fuerte impronta ancestral. Se trata de una rica experiencia que puede ser comprendida y disfrutable por la amplitud y buen gusto con que esta plasmada.
Club del Disco
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