La música de Zort está pensada desde la electrónica pero no es electrónica. Puede ser bailable, pero es para escuchar con atención. Puede parecer sofisticada pero es accesible a cualquier oído. Está llena de paradojas como las anteriores y es difícil (sino imposible) de encasillar, por suerte. Con una estética post-punk y un uso tímbrico que puede remitir a lo bueno de los años ’80, esté trío cordobés propone algo muy original y por eso no sorprende que les vaya tan bien lejos de la Argentina. Sus discos se venden en Europa y Japón, donde hacen giras todos los años. Aún no tienen el grado de reconocimiento que merecen entre el público, siendo de los mejores exponentes de la escena alternativa creciente.
En este disco, muy bien grabado y con un audio impecable, se acercan al pop sin temer a la melodía ni al uso de armonías con sus teclados, a la vez que arremeten con ritmos de otros géneros relacionados a la electrónica y algunos más tradicionales. No se trata de música para músicos, ni mucho menos. Temas como De tanto mirar o Mambo poa martino admiten una escucha relajada tanto como una atención profunda, pues trabajan en varios niveles simultáneamente. Andrés Oddone, Adrián Bertol y Andrés Zunino tocan y procesan todo lo que suena en el disco –éste incluye algunos invitados-, pues utilizan una metodología experimental de trabajo creativo. Este es el quinto disco que sacan (todos producidos por ellos mismos), con el que dan un acertado nuevo paso en su propia búsqueda. El primero que el Club hace llegar a sus socios, con mucho gusto.
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