El inclasificable músico que es Hugo Fattoruso (más que tecladista, multiinstrumentista y compositor, pero también, en este y otros discos, cantante) grabó en Montevideo, rodeado de amigos, este extraño y fascinante trabajo entre 1985 y 1986. Es un buen resumen de su mundo, porque hay canciones de métrica rara y con armonías complejas, a su vez repletas de belleza, como En tus ojos, que abre el disco, o Marinera Bel, junto a tambores de candombe, experimentaciones, temas instrumentales y todo con un sonido que, si bien remite, por la tímbrica, al momento en que fue grabado, también anticipa aventuras posteriores como Rey Tambor.
El disco comienza con un potente trío de canciones. A las dos ya mencionadas, track 1 y 3, las separa el irónico funky que le da nombre al trabajo, Varios nombres. Ahí Fattoruso habla de sí mismo, aunque en su letra se pueden ver reflejados muchos músicos que, a pesar de estar en una fiesta, están “pensando en un acorde raro”.
Luego de este arrollador comienzo, el disco muta hacia un tono más candombero, si se quiere, o menos cancionístico tradicional (aunque digamos que ninguna canción de los Fattoruso puede ponerse en el molde de la canción tradicional). Hombre del planeta tierra es un raro ejercicio, La Papa (que ya conocemos de otros discos) tiene aquí dos versiones, en el medio se cuela No tiene nombre, otra canción que está imbuida del aire del Montevideo de esos años, en los que todavía circulaba Mateo, ya había asomado Maslíah, y comenzaban a descollar Roos y Cabrera. Finalmente el trabajo cierra con Caminando, lo que configura, si se quiere, un Lado A más tendiente a la canción libre, y un Lado B “candombero”.
Con composiciones escritas en soledad y otras en colaboración (con su recordado hermano y con otros), Hugo le dio forma a un gran disco que ve otra vez la luz gracias al esfuerzo de un sello independiente.
La reedición incluye toda la data de la edición original, las letras, fotos y ficha técnica, más un agregado actual que es una breve nota biográfica de Hugo Fattoruso escrita con admiración y cariño por Litto Nebbia, director, fundador y alma del sello Melopea.
Producido por Pippo Spera y Hugo Fattoruso
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