Ya desde la primera escucha de El gran desconocido popular es evidente que hay canciones que quedarán indelebles en nuestra memoria: No encajes o Margen de error tienen un encanto irresistible. Son grandes canciones, y todo está dicho, porque indagar dónde está el atractivo sería muy difícil: por supuesto parten de una bella melodía, pero es la mezcla con la armonía, la letra, el arreglo, la producción en general lo que termina dándoles ese encanto.
Luego de una misteriosa introducción experimental, la primera canción es el track 2, No encajes, que podría ser perfectamente un hit masivo, si Lucas Martí fuera una estrella del firmamento pop (y estuviéramos en 1985, porque todo el disco es muy ochentoso, como está de moda decir en estos días). Pero el tema que sigue, Subte, también tiene un ¿estribillo? pegadizo, llevado por una línea de bajo y guitarra al unísono muy difícil de olvidar.
A partir de ahí, todo sigue por esos carriles: las ideas afloran en cada track, muy a la manera de Martí: cuando uno espera una cadencia, la armonía va para otra parte. Hay un trabajo con el sonido de la banda en el disco que lleva inevitablemente a la estética de los años ’80: preponderancia de teclados con timbres tipo DX7, la batería seca (sea la acústica o la electrónica), los efectos de las guitarras. La poética de Martí, con mucho de ironía y con un olfato muy fino para que todas las palabras suenen perfectas en ese lugar de la melodía, ayuda mucho y aleja al disco de la frivolidad pop de esos años locos.
No todo es pop ligero, ska o cinismo: hay también lugar para baladas (con mucho del Charly García de Clics modernos en Quiero hablarte) en las que la voz de Martí, siempre bien adelante, emociona, demostrando que posee un amplio registro, tanto si hablamos de la tesitura como de los distintos personajes que parece encarnar.
Una a una, las canciones, de una enorme calidad, terminan configurando un gran álbum. Tal es así que es muy difícil elegir dos o tres que se destaquen claramente de las demás. No hay “canciones de relleno”. Todo es intensidad y buen gusto, con canciones quizás más directas (o con menos meandros) que en otros trabajos de este artista.
Producido por Lucas Martí
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