Los prejuicios nunca son buenos, pero en música hay que saber tenerlos bien alejados a la hora de acercarse a un nuevo disco o a un intérprete que no conocíamos previamente. Por caso, si uno descartara un trabajo por comenzar con dos clásicos como Garúa y Desde el alma que, es cierto, han sido grabados por centenares de músicos (y lo seguirán siendo), se privaría del enorme disfrute de escuchar a un cantante como el Negro Falótico, o al Aníbal Corniglio Quinteto. La novedad no es lo único que cuenta, y justamente, lograr decir algo personal con esos monumentos de la música popular argentina es un desafío del que no muchos logran salir airosos. También están Siempre París y Rencor en la lista de tangos. Sin distinguir entre los más conocidos y los nuevos o no tan conocidos, digamos que este cantante reúne condiciones que muchas veces, lamentablemente, no encontramos juntas en un mismo artista: una voz interesante, que da ganas de escuchar y no cansa; buena técnica (aprendida lejos de los micrófonos); clarísima dicción y un fraseo impecable y propio. Lo más difícil para cualquier cantor de tango es tener molde propio, no ser copia de algún maestro anterior, y en ese sentido Falótico puede quedarse más que tranquilo.
Parte enorme del mérito de esta producción descansa en el quinteto de Aníbal Corniglio. Este fino guitarrista además ha escrito los arreglos, en los que no faltan las sutilezas ni los momentos de lucimiento de los instrumentistas. El toque preciso, limpio y expresivo del pianista Matías Álvarez y los comentarios de la guitarra, así como la justeza del contrabajo, el violín y el bandoneón, jugando muchas veces contrapuntísticamente, son un perfecto complemento de la voz de Falótico. Los invitados entran con naturalidad, pese a lo que podría pensarse de la entrada de una armónica (nada menos que Franco Luciani) o una trompeta en un disco de tango.
La grabación, así como la mezcla y el mastering son de una calidad altísima, permitiendo un extenso rango dinámico que hace que se pueda apreciar cada matiz de la dinámica de las voces e instrumentos. La gráfica es apropiada, y la única rareza que se le podría reprochar es que en la lista de canciones hay una numeración que difiere de lo que se lee en el reproductor. Nosotros optamos por ser fieles a la cantidad de tracks que figuran en el disco. Pero es un detalle menor, que en todo caso no tiene nada que ver con la música que contiene y con la felicidad que ella nos brinda.
Producido por Negro Falótico
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