Pablo Agri es el hijo de Antonio Agri, célebre violinista de tango, que tocara durante años con Ástor Piazzolla por ejemplo. Para ser correctos, habría que decir que Pablo Antonio Agri es hijo de Antonio Pablo Agri: no por casualidad se acercó al instrumento. Su filiación no es anecdótica, pero su talento esquiva ampliamente cualquier idea de ser “hijo de”. En el tango hay que demostrar lo que uno vale, más allá del origen. No hay sangre azul en esta música... Y Pablo Agri ya demostró hace tiempo que hace sonar a este conjunto como si fuera una pequeña orquesta por momentos, o puede lograr climas de cuidada intimidad.
En Desde adentro se escucha, dentro del equilibrio de los instrumentos armónicos, es decir, del piano y el bandoneón, quizás un mayor protagonismo del fuelle. Además de la belleza del repertorio elegido, que combina piezas clásicas con nuevas obras, lo que le otorga enorme interés a este disco es que los cuatro integrantes del cuarteto son consumados instrumentistas, que tanto pueden subordinarse al grupo como asumir un rol solista o hacer un dúo, según indique el arreglo. Hacer un repaso tango por tango no tiene mayor sentido, vale decir que el cuarteto tanto puede con la elegancia de Leopoldo Federico en Éramos tan jóvenes, como hacernos mover los pies en una “antigüedad” como Corralera (de Anselmo Aieta) o entregarnos un vals juguetón de Emiliano Greco (su pianista) en La valsa.
Hay momentos para que los instrumentos canten solos, y empleen todos los recursos tímbricos que pueden ofrecer en el marco del tango. Se trata realmente de cuatro virtuosos que se complementan a la perfección y que grabaron este disco sin invitados, bien desde adentro como el título del tema de Agri padre. El autor no se pone por delante de la música ni del cuarteto: es uno más en el armado de los temas, si bien es obvio que le da su impronta al grupo. El violín es un instrumento fundamental en la historia del tango, pero quizás el que menos “prensa” tuvo hasta ahora, en un género donde sin duda el bandoneón y el piano son reyes: los grandes nombres que vienen a la memoria son siempre de pianistas o bandoneonistas, como solistas o al frente de sus conjuntos. Pareciera que en este siglo XXI que ya va por su segunda década y que encuentra rebosante de salud al tango, esto comienza a cambiar, ya que tanto Pablo Agri como Ramiro Gallo tienen un papel cada vez más destacado con sus formaciones. Con búsquedas distintas pero la misma pasión por generar un tango apto para la escucha atenta, estos dos violinistas renuevan la música rioplatense sin renegar de sus raíces.
Una hora de tango clásico y moderno que se pasa volando, con la amplitud suficiente como para incluir en una misma grabación y sin perder identidad a Piazzolla, De Caro y Marconi, más las obras nuevas de sus integrantes sonando siempre coherentes.
Una fantástica grabación. Un disco realmente memorable.
Producido por Pablo Agri
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