Ante todo se trata de un trabajo bello, lleno de canciones cercanas, profundas y poderosas como el río Paraná. Un disco que tiene que ver con el paisaje, con el folklore, con la actualidad, con cierto riesgo artístico y con lo popular, con la poesía sencilla, y con cómo atraviesa la contemporaneidad una música indestructible. Para ser más claros desmenucemos estas nociones. La obra de Ramón Ayala es muy respetada desde hace muchísimo tiempo en la música popular argentina -más allá del folklore en particular-, puesto que desde hace unos 40 años sus temas abrazan cierta complejidad sonora dentro de los cánones del género, y tiene una voz muy peculiar que no a todos les resulta disfrutable, es cierto. Asimismo, algunas de sus canciones ya son himnos populares, que no sólo han logrado éxito en la voz de otros cantantes masivos, sino que también alcanzaron trascendencia mundial; creaciones como El jangadero, Posadeña linda, o El cosechero que reflejan la calidez poética desde la sencillez del hombre en su tierra. Ramón Ayala es misionero, y desde muy joven vivió en Buenos Aires, sin olvidar su tierra roja. El Mensú, como también lo llaman, es además un reconocido escritor y pintor que no se cansa de andar recorriendo el mundo con su arte, influyendo en los jóvenes y haciendo crecer la mística de su personaje.
Chamamé, rasguido doble y canción orillera son algunas de las pistas que hay en esta grabación y que pueden encontrarse en las composiciones de Ramón Ayala, pero además ha compuesto casi todo tipo de ritmos folklóricos argentinos y latinoamericanos, además del gualambao, estilo que creó el propio Ayala atento a su ubicación de Triple Frontera, allí en el nordeste argentino, donde este país se confunden en selvas, en ríos, en costumbres y folklores con Paraguay y Brasil. Es por todo esto y mucho más que la música de Ayala forma parte de la memoria colectiva y a su vez sigue siendo hoy también actual, y permite ser reformulada a modo de homenaje con una nueva visión. En este disco de Cecilia Pahl y su grupo nos podemos dar el lujo de oír la magnitud flexible de las canciones, con unos arreglos preciosos del guitarrista formoseño Matías Arriazu, que le dan otro vuelo a estas composiciones, en su mayoría desconocidas por el gran público y que tienen todo que ver con el litoral, de donde son casi todos los involucrados. Pahl (también de Misiones) pone el nombre pues pone la voz, una voz caudalosa y encantadora. Ella, que viene haciendo caminos cantando por el Interior, fue apoyada por el mismo Ayala en la tarea de darle cauce a esta obra, con un sonido actual enfocándose en canciones que redescubren el repertorio del destacado autor.
Corochiré cuenta con un nivel de producción impecable, desde la grabación, el audio y la gráfica, sin olvidar remarcar las ejecuciones de los excelentes instrumentistas y el trabajo vocal de Pahl. Esta es su primera grabación y ha conseguido que sea una maravillosa presentación, con canciones que conoce muy bien, que sabe lo que valen y representan; y ella quiso hoy ponerlas en otro lugar con amor y buen gusto.
Producido por Matías Arriazu y Cecilia Pahl
Comentarios
La verdad, verdad..., Matías y Mariano en qué estaban pensando! Así cantaba mi maestra de segundo grado. No transmite nada. Lamento tanto que hayan dejado a la negra Herrero. Igual, suerte... Agustín
Faltó decir que lo musical es impecable, mención aparte el bandoneón de Don Nuñez (a quien tuve el gusto de ver en el CAFF el sábado pasado). Un maestro.