Lo primero que se escucha de labios de Carmen es: “Te mataría, si pudiera, fríamente”. Y a continuación llega una guitarra hiriente pero seductora, acariciada por los dedos de Wenchi Lazo. Este instrumento tiene un protagonismo fundamental y permanente a lo largo del disco. Y la alianza entre la poesía implacable de Baliero y los arreglos dulzones del grupo delineados por el timbre de la guitarra es lo que define a Te mataría. Es una obra de arte en la que lo que se dice (y cómo se dice) es tan importante como lo que se toca o se canta. En ese sentido, es fundamental la guitarra, que por momentos parece hablar, y que aporta un color muy original. Después de una audición del disco entero es imposible no recordar la guitarra de Lazo.
Para quienes escucharon los discos anteriores de Carmen, este es una profundización de Dame más. Acá el bolero (el de Bola de Nieve, no el de Luis Miguel) es amo y señor, y reina casi sin percusión, desde el latido del contrabajo, la armonía del piano y los “maullidos” -Carmen dixit- de la guitarra eléctrica y la corneta. Los arreglos son más despojados y es un trabajo que está muy pensado desde el sonido.
Es un placer escuchar cómo fue captada la voz de Baliero. Se puede percibir cada pliegue, cada rugosidad de su timbre. Carmen juega con las palabras, las transforma, mastica, dándoles nueva luz. Estas mismas composiciones (¿bolero contemporáneo o bolero porteño?) no serían iguales en la voz de otra cantante. Con respecto a la grabación, se nota claramente que se tomó todo en directo, sin multipistas. La sensación es que tenemos al grupo tocando ahí, con Carmen y su piano adelante, mirándonos fijamente mientras nos dice “Muero por vos”.
El trío de piano, guitarra muy eléctrica y contrabajo, sobre el que se monta la voz, recibe en varios tracks el aporte de invitados (Lulo Isod en batería y Enrique Norris en corneta, por ejemplo). Y hay que volver a la guitarra: para quienes alguna vez escucharon a Wenchi Lazo en alguno de sus proyectos, siempre en la vanguardia de todo, les resultará difícil imaginarlo tocando mansamente boleros. Bueno, estos boleros no son tan mansos y, justamente, es Wenchi Lazo tocando boleros de Carmen Baliero: más cerca de Arto Lindsay que de Armando Manzanero. El contraste con el contrabajo convencional de Vega resalta aún más la extrañeza y los hallazgos sonoros de la guitarra procesada.
Este disco es para escucharlo completo en cada audición. No tiene sentido aislar estos temas que conmueven en sucesión. La sensación que deja el disco es que se asiste a la madurez de una idea, de un trío y de una compositora. En menos de 50 minutos hay tal riqueza de conceptos, de sonidos y de textos que permite una escucha reiterada, varias veces por día (¡en el Club lo experimentamos!) sin agotar nunca.
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