En sus 41 minutos de música (la duración habitual de los viejos LP de vinilo) guitarra y contrabajo dialogan amistosamente, un poco a la manera de Intermodulation (Bill Evans – Jim Hall) sin ser un típico disco de jazz. La comparación no deja mal parado a esta obra cuyas composiciones son notables y llenas de sentido melódico (ese que tantas veces se extraña). Escuchándolo, más de una vez creemos reconocer algo, y pensamos que estamos ante un clásico. Luego, leemos que no, que todo ha sido compuesto por los dos instrumentistas: ocurre siempre con las mejores obras, uno tiene la sensación de que ya las conoce la primera vez que las escucha.
Domenicucci alterna el uso del contrabajo con el del bajo sin trastes, y también participan como invitados César Lerner (acordeón) y Oscar Albrieu Roca (glockenspiel). Todos los que participan dejan su virtuosismo (que lo tienen) en un segundo plano, anteponiendo la línea melódica por sobre cualquier otro elemento musical. El arte gráfico, original y muy a tono con la música, completa esta obra sin nubes, amable y llena de sensibilidad.
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