Este disco tiene toda una historia detrás, ya que, como pocas veces, estuvimos muy involucrados en su feliz nacimiento, como sello discográfico: cuando Tomi Lebrero se acercó al Club del Disco en la primera mitad de 2018 para hablarnos del proyecto en el que se estaba sumergiendo, abrimos muy grandes los ojos. "Quiero grabar un disco por mes durante un año. Ya tengo las canciones. Y después quiero que lo saquemos en CD, no sé si todo, pero cinco discos estaría bien". Quizás en otro sello sólo se hubieran apabullado y la cosa hubiera terminado ahí mismo. Nosotros decidimos acompañarlo. Lo conocíamos a Tomi desde que arrancó como cantautor, prácticamente. Tardamos un tiempo en cambiar la idea de hacer cinco, cuatro o tres discos a hacer sólo uno pero que concentrara lo mejor de ese viaje.
Este álbum físico, del que participamos activamente, guarda muchas canciones que son hallazgos poético-musicales, pero tampoco faltan algunas perlas rockeras, y a la vez se intentó que contara su propia historia, que funcionara como disco en sí mismo y no que fuera un compilado. Desde ya, la tarea fue ardua. Fue un año muy intenso en la vida del artista, durante el cual no tuvo descanso. Las 200 canciones que componen el proyecto, del que todavía no se publicó en las plataformas digitales el último, precisamente #12 | Doce, tienen una variedad estilística, formal e instrumental notable. Fueron seis años de composición, ensayos y arreglos, para llegar a este trabajo, luego de un largo tiempo de silencio discográfico. Nadie duda de la inmensa capacidad de Tomi para generar canciones. De hecho, hace tiempo que da un exitoso taller de composición de canciones para músicos. Pero además en este viaje se atrevió a versionar otros autores, a cantar en otros idiomas, a ser nuevamente un bandoneonista.
Es muy difícil hacer un punteo tema por tema, pero recomendamos mucho prestar atención a la triste ternura de La tormenta (track 3), el eléctrico Al tun tun (5), esa maravilla japonesa con bandoneón, con resonancias religiosas que remiten al origen del instrumento que es Krefeld (7), o la hermosa PH al fondo (10), escrita conjuntamente con Lucio Mantel (quien además toca la guitarra, a dúo con el bandoneón de Tomi) y que canta Julieta Laso.
Podríamos seguir, tema por tema, ya que este disco no tiene desperdicio. Es un destilado de lo mejor de Tomi. Es un poco enloquecedor notar (simplemente ingresando a internet y haciendo el ejercicio de escucharlos) que cada álbum de los Doce tiene su propia coherencia interna, y a la vez es parte de este enorme mosaico. La repercusión en las redes y plataformas fue grande a lo largo de este año; el álbum corona la experiencia y nos permite escucharlo en las mejores condiciones de audio posibles.
Club del Disco
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