Ya desde la foto de la tapa, desafiante, con esa pala con la que parece haber enterrado algún secreto, Julieta Laso nos da a entender que no se puede salir indemne de la escucha de su álbum. Martingala es el nombre de la séptima canción del disco homónimo. Un nombre también algo misterioso, en un trabajo que abre con una brutal descripción del barrio de Villa Crespo y cierra con un canto a toda la ciudad en Buenos Aires ¿vos quién sos? (track 8).
Sin dudas, la voz de la histriónica cantante puede ser una barrera para los puristas del canto. Pero esto es música popular, no bel canto, y la expresividad, el fraseo, la capacidad de conmover de Julieta es asombrosa. Su registro grave se destaca tanto como la variedad de matices en el decir. Cada canción es una representación diferente; afloran ocho maneras diferentes de decir a lo largo del disco.
Pensado como una producción cinematográfica, como un trabajo colectivo, el disco está pensado desde cero. Las canciones, casi todas escritas por la dupla que conforman Diego Baiardi (letras) y Lisandro Silva Echevarría (músicas), parecen hechas a la medida de Julieta Laso. Y autor y compositor figuran, en los créditos del disco, como generadores de la idea de Martingala junto a la cantante.
La producción musical, a cargo de Pelu Romero, es una maravilla por la justeza de los arreglos, la sabia dosificación de los recursos y el tono general, muy coherente, con el que se trabajó el audio de esta película sonora.
La gráfica, responsabilidad del talentoso Alejandro Ros, también aporta mucho y tiene un desarrollo inusual en estos tiempos de vacas flacas. En cierta medida, justifica el esfuerzo de hacerse del formato físico. El librillo trae todas las letras y detalles de cada tema.
Club del Disco
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