Luego de algunos años de silencio discográfico, Emilio Haro vuelve a sorprender. Los socios del Club del Disco lo recordarán por Panorámico, que fuera Disco del Mes en el lejano mayo de 2007, o por Estrambótico, también Disco del Mes pero en febrero de 2012. Ambos trabajos tenían una impronta que tenía que ver con el estudio de grabación y con el uso de instrumentos no tradicionales, sabiamente dosificados con electrónica.
En este caso, la apuesta es grupal, y tiene que ver con el toque en vivo. Sin embargo, la mano del compositor se ve, y desde ya que cualquiera que haya escuchado y disfrutado de los discos anteriores encontrará una continuidad en Clan Caimán.
Sonoridades metálicas amables, como el kalimbafon que toca Haro, el lap steel de Gonzalo Córdoba, el bajo eléctrico de Claudio Iuliano, la guitarra de Facundo Gómez y la percusión de Diego Voloschin, le dan un color retro futurista al ensamble, si cabe. Como si mezcláramos la banda de sonido de una película de ciencia ficción de los '60 con música ritual de algún paraje africano. La espacialidad del sonido sigue siendo un concepto importante en el imaginario de Haro.
Siempre cerca del minimalismo, con un beat hipnótico en todo momento, pero más cerca de la meditación que de la danza, Clan Caimán es seguramente el trabajo más abierto al público en general de Haro, y una apuesta por el trabajo grupal y el toque en vivo, lejos del laboratorio.
Club del Disco
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