Cada disco de la cantante y compositora mapuche Anahi Rayen Mariluan es diferente al anterior. Los tres tienen su temática. En el caso de Mankewenüy, que quiere decir Amiga del cóndor (o amigo), tanto el longko (término utilizado para designar al líder de una comunidad, no es un jefe en el sentido occidental de la palabra) del siglo XVIII al que se recuerda, que tenía ese nombre, como el propio ave son centro de todas las canciones. Esa unidad le da una coherencia a las trece canciones, un aire de familia.
Anahi Mariluan utiliza en este álbum el piano y la guitarra a la par de los instrumentos de viento y percusión originales de la cultura mapuche. Las canciones a veces tienen estructura narrativa, otras veces son libres improvisaciones en las que el canto aparece como por arte de magia. A medida que se suceden los años y los discos, la voz de esta cantante se hace más profunda y con más matices. En este tercer registro grabado, parece haber encontrado una tranquilidad propia del cóndor, que vuela en las grandes alturas sin inmutarse demasiado.
La gráfica, con abundantes explicaciones, la traducción de todas las letras y el texto completo de fray Menéndez en el que cuenta su encuentro con Mankewenüy, ayuda a comprender mejor los propósitos de la artista y otorgan un plus al soporte físico que le da sentido a la posesión del objeto.
Club del Disco
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