Desde su creación por Esteban Sehinkman hace ya diez años, el proyecto llamado Real Book Argentina buscó no sólo reunir en un volumen virtual una colección de obras sobre las que se pudiera tocar, sino sobre todo generar una conciencia de la riqueza compositiva que se debe a la legión de músicos de jazz de este país. Para muchos músicos y críticos, es innegable el salto que se dio desde comienzos de este siglo, ya que gran parte de los instrumentistas buscan mostrar su propia música, y quizás la recopilación de partituras que significó en su momento el Real Book Argentina sirvió también para tomar conciencia de los alcances del movimiento.
El jazz en la Argentina no comenzó con Oscar Alemán, eso está claro. Desde la década del '20 (o antes, inclusive) hubo manifestaciones. De hecho las primeras grabaciones de orquestas tocando ritmos vinculados con el jazz son de esa época. Pero RBA busca las obras originales creadas por argentinos, no las interpretaciones. En ese sentido, no es una mala idea, si el objetivo es trazar una cronología, comenzar por el gran guitarrista a través de una de sus composiciones y luego seguir avanzando hasta hoy. Así, desfilan entre los autores los nombres de Walter y Javier Malosetti, pasando por Fat's Fernández (aún vigente), Sergio Mihanovich (argentino que tiene su propio standard en el Real Book americano), hasta llegar a Leo Genovese y Tomás Sainz.
Más allá de que el repertorio que construye este disco es una suerte de historia del jazz argentino de los últimos 70 años (los nombres que podrían faltar, como el de Santiago Giacobbe, están en los dos volúmenes anteriores, de 2011 y 2013), se trata, antes que nada, de un disco de jazz, en el que los músicos tocan, hacen sus solos, y disfrutan trabajando con sus compañeros de grupo. Y no es cualquier conjunto: es una suerte de seleccionado de lo mejor de la Argentina el que reunió Sehinkman para esta grabación: Pipi Piazzolla, Mariano Sivori, Juan Cruz de Urquiza, Lucio Balduini, Bernardo Monk y Gustavo Musso no precisan presentación. En algunos temas toca Santiago de Francisco, y Mariano Otero toca guitarra como invitado en la apertura del disco.
Se trata del álbum más abierto de los tres, sin dudas: una invitación a que muchos venzan sus prejuicios y se acerquen a escuchar jazz argentino. Todo está dispuesto para el disfrute.
Club del Disco
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