Con formación de trío de jazz (piano, bajo y batería) pero un repertorio que mira mucho al sur, Fusión Austral no se ancla en ningún territorio y juega a mezclar indecentemente mundos musicales supuestamente alejados. Así, pueden mezclar Night in Tunisia (track 1) con la música criolla, o hacer una fuga del monte, con dosis iguales de las familias Ábalos y Bach (Sachafuga, 5). Pero más allá de estos juegos, para los que cuentan con la ayuda de músicos invitados que suman voces (flauta, bandoneón, violín, clarinete y otros) el grupo tiene su propio material, compuesto por el pianista, Aníbal Glüzmann.
El trío se completa con Ezequiel Agüero en el bajo eléctrico y Jorge Orlando en batería. Este último es maestro de bateristas (por ejemplo de Fernando Samalea, quien lo menciona más de una vez en su libro de memorias) y tiene una vasta trayectoria en el ambiente del jazz argentino. El disco parece condensar mucho de su experiencia, y además presenta a un trío muy afiatado.
Música imposible de encasillar, con su raíz en el folklore y el tango pero con olor a jazz y blues al mismo tiempo. Muy bien sonido (no es de extrañar, se grabó en Casa Frida) y ofrecido con humildad (ver los créditos del disco y la bella poesía con la que se presentan). No podría ser de otro lugar, y sin embargo es universal a la vez.
Club del Disco
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