Un cuarteto de vientos, de madera (pero con clarón o clarinete bajo en lugar de fagot) más un bandoneón: una mezcla muy argentina que nos lleva a un lugar novedoso, ya que la flauta o el clarinete, habituales en el primer tango, fueron desplazados por la llegada del instrumento de origen alemán. Sin embargo, por momentos parece que estuviéramos en esos tangos del '900. Se trata de una ilusión, algo casi onírico. Es, pero no es. Lo que prevalece es un sonido camarístico, con el tango como centro, alguna milonga, algún valsecito, y dos Piazzollas para el final (que, en cierta, forma, resume todo lo anterior).
Las piezas más conocidas, como La casita de mis viejos (track 2), Palomita blanca (5) o El choclo (10), brillan especialmente con esta sonoridad inusual para el género. Pero lo realmente interesante es prestar el oído a las obras originales, concebidas por Leandro Ragusa, el bandoneonista, para esta formación. Son tres, pero brillan con una luz distinta en el recorrido que traza el grupo.
Grabado en Ion, lo que garantiza un gran sonido natural de sala, el grupo tuvo la inteligencia de encargar todo a Fabiola Russo, ingeniera con sólida experiencia en música académica, y en especial de conjuntos de cámara.
Un disco inusual, elegante y que espera a sus oyentes.
Club del Disco
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