Viene bien, cada tanto, recibir estas grabaciones que nacen sin batea, sin etiqueta. Discos temidos por los disqueros a la antigua, que necesitan poner cada producto en un casillero. Uno podría simplificar y decir que, después de todo, son canciones. Y que son parte de la cultura rock. Pero no es tan senciillo. Porque hay un tratamiento en las partes que tocan los instrumentos que no tiene nada que ver con el rock, porque hay complejidades rítmicas y preocupaciones tímbricas que también exceden al pop masivo. Esto es otra cosa, y es saludable que así sea.
Fernandez 4 es el nombre del cuarteto de Cirilo Fernández, que desde el piano u otras teclas lleva adelante el grupo proponiendo sus composiciones como material sonoro. Cuarteto que, desde su disco anterior, No Fear, en Mute muta a quinteto, con la incorporación de Sebastián Lans, quien se hace cargo de la guitarra, para sumarse al resto del staff: Nico Sorin en la voz, Mariano Sivori y Pipi Piazzolla completando la base rítmica .
Lo que nos trae Mute son nueve canciones, ninguna de ellas excede los cinco minutos, algunas (como Nadas de nadas, que abre el disco) más radiales, si se quiere, otras más oscuras. Hay variedad en los tempos, hay que escuchar con detalle los chiches que tira la batería o los teclados, hay que entregarse a la muy procesada voz de Sorin y dejarse llevar por la marea. Es un trabajo muy fino. No faltará quien se pregunte por qué el uso del inglés, y la respuesta debería darla el autor, pero en todo caso no quedan dudas de la proyección global que puede tener esta música. Cada uno de los nueve temas -se trata de un disco de duración LP de vinilo- tiene su propio clima, algunos con aires de música negra, como No one can stop us now, con un estribillo claramente popero, Blake, Pain, Sun y Black, temas mas cercanos al hip hop y el R&B, y otros mas cercanos al rock, como Cole, Norsk in Silence y Phonological Loop (con claros aires Tom Yorke-escos).
Es lógico que la voz de Sorin con esta formación por momentos nos dé la sensación de estar ante un Octafonic de cámara, pero la verdad es que, más allá de la impronta de su sonido, la propuesta es diferente. No está de más recordar que Cirilo Fernández es el bajista de Octafonic, actualmente. Tampoco es ocioso traer a la memoria que el pianista y el baterista tocan en el sexteto de Mariano Sivori, o que éste y Pipi son socios además de Escalandrum, en Pájaro de Fuego, con Esteban Sehinkman y en el cuarteto del guitarrista Lucio Balduini. Esta "promiscuidad" es muy interesante, y marca en cierto sentido una estética o, por lo menos, para no exagerar, ciertas afinidades.
Para quienes no lo conocían, hay aquí un notable compositor y arreglador. Música sin etiquetas, como preferimos en el Club del Disco. El resto es silencio...
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