No se trata un nuevo valor del tango, ni de alguien con cierta trayectoria en el ambiente. Néstor Marconi no necesita presentación y es, junto a Leopoldo Federico, uno de los monstruos sagrados del bandoneón. A su notable virtuosismo se suma su imaginación como compositor y arreglador, en cuya obra se suman los aportes de Laurenz, Troilo, Piazzolla y el propio Federico, pero con una impronta muy personal. Marconi es Marconi.
En este disco hay muchos tangos nuevos, todos con dedicatoria incluida a alguien en particular. Hay obras escritas para el quinteto, otras para bandoneón solo y algunas piezas para dúo o trío. No falta un tango de Leopoldo Federico, una versión de El día que me quieras y un pot pourri de candombes, para cerrar con un arreglo de La última curda que pone la piel de gallina. A grosso modo, podría decirse que la primera mitad del disco consiste en piezas nuevas firmadas por Marconi, y la segunda en recreaciones de clásicos.
Tanto en los temas más conocidos como en los nuevos, se destaca el ensamble de los cinco instrumentos: se nota que hay un quinteto que ya tiene su recorrido. Más allá de los nombres (con el cartel no alcanza) lo que hay es un grupo de instrumentistas que conoce a la perfección el lenguaje que habla el bandoneón de Marconi. Pablo Agri le saca chispas al violín; Esteban Falabella con su preciso fraseo en la guitarra está siempre bien ubicado; el contrabajo impecable de Juan Pablo Navarro y el piano de Leandro Marconi (hijo de Néstor) son la base rítmica sobre la que se edifican los temas.
Marconi, de la generación posterior a Piazzolla y Federico, es una suerte de padrino o referente para la nueva oleada de músicos de tango instrumental de la escena actual, tanto más dinámica y rica en matices (y en espacios de difusión) que la de los duros años ’60, ’70 u ’80, cuando la única aspiración posible era girar y ser reconocido en Japón o Europa. De ese sufrimiento por la falta de oportunidades podría hablar largo rato este autor, pero prefiere entregar una muestra más de su capacidad y seguir enseñando con su obra.
La sensación que produce este robusto disco de tango es la de que estamos ante un hito de la discografía del género. Un privilegio poder escucharlo y poder compartirlo con todos los socios del Club del Disco.
Producido por Néstor Marconi
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