A ver, se trata de un disco de 14 tracks, de los cuales algunos son breves pasajes o fragmentos sonoros puestos con cierto carácter experimental. Luego hay canciones, hechas con mucho tacto en el sonido (por sus texturas, los timbres y las formas no convencionales), canciones con buena poesía urbana y actual, con lindas vueltas melódicas; como sutiles figuras cercanas y amigables. Hechas con ritmos e influencias que van desde la tonada cuyana, la zamba, la chacarera, o la canción folk, hasta algo de tango y el rock más tierno. Pero atención, que no están puestos estos ritmos en su estructura formal o a simple vista digamos, sino que hay que descubrirlos entre líneas.
Desde la tapa ya nos caen simpáticos. Toda la gráfica esta basada en fotos de golosinas, más precisamente de “gomitas” de mascar azucaradas (frutales, de menta, y algunos otras miniaturas), con cierto aire minimalista que refleja toda la impronta pop, la mixtura y la frescura de la propuesta. En este caso, cuando decimos pop, es en relación al pop art (del arte plástico de los años 50 y 60, con Roy Lichtenstein a la cabeza, y luego Andy Warhol), y a ciertas decisiones estético musicales en la producción como el diseño sonoro (cut & paste en la edición en estudio), pero no a lo frívolo de la música pop de consumo masivo, ya que este álbum esta impregnado de intimidad y franqueza adolescente en las temáticas abordadas en los textos. A la vez, muchas poesías tienen un tono metafísico que se compadece claramente con la música, por momentos etérea y despojada de lastres. Lavanda Fulton es una agrupación de jóvenes mendocinos, que parece haber crecido escuchando rock y folklore a la vez como la mayoría en este país; pero sin que uno o el otro queden relegados a segundo plano al momento de componer, y querer decir algo con la música. Inclasificables y sutiles, sus canciones son de adentro hacia afuera. Desde una raíz sencilla, suben por distintos caminos sonoros que se abren por su propio peso. Así llegaron desde Mendoza con su obra ya lista y sin hacer demasiado espamento, este trío que es mucho más que tres cuando se los escucha. La instrumentación es amplia e incluye guitarras eléctricas y acústicas, bajo, teclados, batería, programación digital, violín, piano, juguetes, una cajita musical y otros instrumentos no convencionales; además de la voz reflexiva del autor de casi todos los temas, Milton Monsalvo.
El audio está muy bien, es amable y permite que lo escuchemos en cualquier equipo sin mayores problemas. Es una música que se puede oír casi en cualquier circunstancia, con canciones aprencibles. Sólo por dar pistas y algunos nombres que nos remitieron cuando suena Lavanda Fulton, podemos mencionar con justa razón a Ezequiel Borra, Juana Molina o Lisandro Aristimuño. Disfrutemos ahora de esta excelente presentación en sociedad, que a través del Club del Disco llega a los socios de toda la Argentina y del resto del mundo también.
Producido por Leandro Lacerna y Luis María Cabezas
Leé la entrevista al grupo aquí
Comentarios
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