Si bien ya pasaron doce años de la presentación de Chico, este sigue siendo uno de los últimos álbumes de canciones nuevas de Chico Buarque, quien, como es natural, en los últimos años bajó bastante el ritmo con el que entra a grabar a estudios. Hay una firma en todos sus álbumes, y es cierto ritmo del discurso: comienza con una canción íntima, muy clara y pegadiza, en este caso Querido diário cumple a la perfección con ese requerimiento. No falta alguna con swing y armonía jazzera, en este caso es el track 3, Essa pequena; ni la colaboración algo lúdica a dúo con una voz femenina, en este caso Thaïs Gulin en Se eu soubesse (5). Y también el público espera el samba, en este caso es Sou eu (7) con Wilson Das Neves.
Si bien el párrafo anterior parece sugerir un recetario para producir un disco de Chico Buarque, a no engañarse: hay que tener los materiales, que son las canciones. Chico es único para escribirlas y cantarlas. Irremplazable. Y también vale decir que este álbum de 2011 se parece muchísimo más a los de fines de los 70 y comienzos de los 80 que a todo lo que venía grabando en las últimas tres décadas. Totalmente orgánico, sin electrónica, sin electricidad siquiera, con una duración y un color como para el LP de vinilo tradicional. Poca orquesta, y arreglos muy sencillos. Es una obra maestra y no una superproducción. La gráfica es lujosa y elegante, colorida pero no barroca.
Club del Disco
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