Es difícil definir el uso y el alcance de este libro. Objeto para leer, para mirar, para pensar, disparará seguramente otras lecturas, otras escuchas y por qué no, alguna polémica. Lo cierto es que la obsesión con Artaud no es algo original de Fidel Sclavo: son muchos miles los que conocen de memoria ese manifiesto spinettiano. La propia naturaleza de Luis Alberto Spinetta, su poco apego por lo hecho en el pasado, hubiera hecho difícil que algo así se materializara en vida del artista. Enemigo de las retrospectivas, sólo llegando al final de su vida (sin saberlo, claro) autorizó esa gran mirada atrás que fue el concierto llamado Las Bandas Eternas.
Lo cierto es que ahora sí hay más de un acercamiento a la música de ese disco. Todas son bastante lúdicas, y a la vez todas tienen mucho de reflexión. No sorprende, porque esa característica dual estaba presente tanto en Artaud el álbum como en Antonin Artaud, el dramaturgo y poeta. Lo racional y lo irracional, demasiado cerca, a veces. Y Spinetta usó no sólo la obra del francés, sino que se inspiró también en las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo. Es muy interesante el desarrollo que el Fidel Sclavo diseñador gráfico hizo con eso...
Pero basta de spoilers: este es un libro que hay que tener en soporte papel, si se es un verdadero admirador del disco editado en 1973. No apto para miradas digitales...
Club del Disco
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