El histórico saxo del rock nacional de los 80 llega con su disco solista en el momento propicio para ser editado en vinilo, un formato que le va como anillo al dedo. Con una banda ajustadísima que sabe todos los secretos (eso que los músicos llaman yeites) de los géneros que recorren, y con un repertorio integrado por temas históricos, y música propia, El Gonzo Palacios demuestra su vigencia.
Lejos de las vanguardias, es un álbum que reboza de felicidad por hacer música: el eterno acompañante toma el centro de la escena para cantar melodías y arreglos exquisitos, junto a instrumentistas que vienen en algún caso del campo del jazz y en otros de la cultura rock pero que manejan lenguajes como el blues a la perfección en todos los casos. También hay lugar para el swing, por ejemplo con una deliciosa versión de A Taste of Honey, clásico de los 50 que los Beatles popularizaron en su primera época.
Muy bonita la música del propio Gonzo, hay que decir. E increíble la gráfica, que remite tanto al personaje del Show de los Muppets del mismo nombre, que abría siempre el show de mánera cómica con su trompeta, como al Carnaval de Venecia.
Club del Disco
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