Entre septiembre y noviembre de 1979 Leo Maslíah, de 25 años, grabó las catorce pistas de Cansiones barias, su primer y antológico disco. Con clásicos como La orquesta, La chusma, Imaginate m'hijo o Canción para vos y con una pequeña ayuda de sus amigos Fernando Cabrera, Carlos Morales y Bernardo Aguerre en guitarras (en el caso del primero, también canta, con la voz joven de sus 22 años, en la extraña La cementadora), el polifacético artista uruguayo dejó plasmado un enorme álbum debut.
Las condiciones de grabación -pensemos: sello independiente uruguayo, artista novel, año 1979, dictadura en Uruguay y en casi toda Sudamérica- distaron de ser las mejores, y la edición, muy cuidada, fue en mono, no en el ya muy difundido estéreo. Pensando en ese contexto, en el que el piano, por ejemplo, se grabó en una sola jornada en el teatro de la Alianza Francesa, el resultado es más maravilloso aún.
Maslíah en su primer disco ya era Maslíah (bueno, en realidad lo era desde que nació): si bien no tiene mucho sentido analizar un disco ya bastante escuchado, no deja de ser interesante marcar la influencia, en varias canciones, de la obra de Georges Brassens, ya que en los últimos meses Leo, como pianista, se acercó a ese material junto a la cantante Lucía Leite.
Fue sobre las cintas originales, rescatadas por el propio artista hace ya varios años, que trabajó Mario Sobrino en diciembre de 2021 para devolverle el brillo a las canciones y arreglar algunas imperfecciones, respetando el formato mono, por supuesto. Luego, vino el proceso de restauración y adaptación de la gráfica original, a cargo del diseñador Patricio Vegezzi. La gráfica respeta el original, e incluye las catorce letras en el orden del disco.
El vinilo, de 180 gramos (casi el doble que el original) trae, además, como regalo para los primeros compradores, una copia del borrador de la letra de Imaginate m'hijo, primera pista del disco, firmada a mano por el artista.
Una edición de lujo, en primicia exclusiva para los socios del Club del Disco.
Club del Disco
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