El pianista y compositor Gustavo Beytelmann es un músico de amplio reconocimiento en Europa, tanto en París o Roma, ciudades en las que vivió y trabajó, como en los Países Bajos, donde está a cargo de la carrera de Tango en el Conservatorio de Rotterdam. En la Argentina es un nombre conocido entre los seguidores de la música de Astor Piazzolla (con quien tocó), que no son pocos, y por supuesto entre los músicos. El suyo es, quizás injustamente, uno de esos casos de "músico de músicos": podría ser mucho más conocido aquí, pero ya se sabe eso del profeta y su tierra...
La tierra de origen de Beytelmann es santafesina: nació en Venado Tuerto, comenzó sus estudios formales de música en Rosario, de donde viajó luego a Buenos Aires. De allí, dictadura mediante, a París, donde fue, como ya se dijo, pianista de Piazzolla, pero además forjó una sociedad de largo alcance con otro bandoneonista, también exiliado como él: Juan José Mosalini, que recientemente nos dejó.
Este álbum es el resultado de un concierto ofrecido en Rosario en 2003, en el que realizó un viaje increíble: de su propia música, claramente argentina y heredera de los grandes nombres del tango, incluyendo al ineludible Astor, a la de Duke Ellington. Con bastante lógica se llama Travesía, como el track que abre el álbum, de su autoría.
Luego se suceden temas del Duque, alternados con música del propio Beytelmann y algunos standards tangueros, como Contrabajeando (track 3) y Nocturna (5). La dinámica es la del recital, y se pueden escuchar algunas palabras del pianista que le dan el color instantáneo a la grabación.
El trío es sólido y maneja muy bien la tensión que se produce entre el jazz y el tango. Satin doll (4) puede ser una milong lenta y Nocturna tener aroma piazzolleano y un solo de piano entre Mores y Ellington. Lo que no hace más que demostrar lo inútiles que son las divisiones entre géneros. Y eso también lo decía Duke, que separaba la música en buena y mala.
Un registro imprescindible que se le debe a la pujanza del productor Horacio Vargas para su sello Blue Art, desde Rosario para el mundo.
Club del Disco
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