Se puede decir que La Chicana es una idea musical corporizada en la voz de Dolores Solá y la dirección musical y composición del multiinstrumentista Acho Estol, únicos integrantes fijos y estables del grupo desde su creación en 1997. Para cada disco el grupo supo reclutar instrumentistas, algunos reincidentes, y también supo nutrirse de numerosos invitados. En este caso, destacan Arthur de Faria, Vitor Ramil o Luiz Carlos Borges entre los gaúchos, pero no se queda atrás Pablo Fraguela, entre los locales. Este álbum, anterior a Hikikomori, es en cierta medida el reverso de aquél: si la temática del último disco del grupo era el encierro, este es una fiesta que sale al campo, al aire libre.
En ese sentido, La Pampa Grande, en el que participa un buen número de músicos de Rio Grande do Sul, es La Chicana atravesada por esa grandeza continental de nuestro gran vecino del Norte. Grabado entre Brasil y la Argentina, con composiciones propias (característica del grupo desde un comienzo) y también músicas populares de ambos países, este disco que llega ahora a los socios del Club es el más campero del dúo.
Esa pampa grande a la que alude el título del álbum es una llanura apenas ondulada en algunos lugares, en el que pueden convivir sin problemas Rita Lee y Oscar Alemán. Donde el tango y la milonga pueden ser de acá o de allá; donde hay lugar para el amor y para el humor. Hay canciones y también piezas instrumentales; alguna como O. A. 1926, track 5, de Oscar Alemán, sorprende por lo exótica, hasta que uno descubre o recuerda que el gran guitarrista argentino en realidad comenzó aprendiendo a tocar el cavaquinho en el sur de Brasil.
Barroco y excesivo por momentos y serenamente sencillo y directo por otros, este álbum nos recuerda, por si hiciera falta, que las fronteras sólo se ven en los mapas: la cultura es una sola y se nutre de los aportes de todos, más cuando los pueblos son vecinos y conviven en un mismo hábitata.
Un gran trabajo de La Chicana que merece llegar a los oídos de todos.
Club del Disco
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