Leonel Lúquez no es un músico del ámbito del tango. O no solamente: su piano puede navegar con soltura la música de cámara, el jazz, la canción popular y también, por qué no, el tango. Tiene facilidad para asimilar los distintos lenguajes y se siente cómodo en ese cruce entre Francis Poulenc y Julián Plaza, sin dudas.
Quizás un fruto más de los tiempos que generó la pandemia en los musicos ociosos por la clausura de todos los espacios de contacto con el público, esta grabación es el resultado de los estudios de Lúquez en torno al tango. Específicamente, de un curso de tango hecho con Nicolás Ledesma, que le abrió los ojos a las enormes posibilidades pianísticas del tango. Dicho por el propio Lúquez: "Como siempre me gustó tocar solo, me entusiasmó la idea de hacer arreglos propios."
De hecho, cuatro de los arreglos son de su propia mano, mientras que otros cuatro son de Orlando Tripodi. Hay, además, dos piezas originales, una de Astor Piazzolla, nada menos, el Preludio 1953 (track 4) y el bonus track grabado en vivo, Buena vida, precisamente del maestro Ledesma.
Grabado en un Steinway de cuarto de cola, sin artificios, el disco da para muchas escuchas dedicadas. Los arreglos explotan todas las posibilidades sonoras del instrumento y se inscriben dentro de la tradición pianística del tango sin escaparse de préstamos de otras tradiciones.
Club del Disco
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