La irrupción de Willy Crook como solista al frente de sus elegantes Funky Torino's resultó para muchos una sorpresa: a priori no parecía haber inventado nada, pero la invención era esa dúctil pléyade de instrumentistas que lo acompañaba, y que eran capaces de tocar funk, reggae, swing y otros ritmos con mucha onda y un sonido poderoso.
Visto (y escuchado) ahora, en retrospectiva, a veinticinco años del suceso, suena lógico que este combo haya triunfado hasta ser masivo. Es el sonido de una época, algo difícil de percibir en el momento pero que a la distancia que dan los años parece obvio. Crook y su grupo encarnó un estilo elegante, cool (palabra que se popularizó a fines de los 90), al que muchos aspiraban. Para lograr ese sonido se apoyó en músicos profesionales, muy capaces, y que conocían más de un lenguaje.
Hay secciones de swing, de blues, mucho reggae, bossa, a veces se mezclan mundos en una misma canción. La sensación es que es el grupo ideal para una fiesta, pero no una fiesta descontrolada, sino una de gente muy copada, casi una propaganda de aperitivo. Y el liderazgo tranquilo de Crook se percibe en cada paso que da el grupo.
Melingo, Patán Vidal, Valentino y otros próceres de la escena musical porteña se pasean por el escenario del Coliseo para deleite de nuestros oídos. La gráfica de esta edición no regala mucha información, pero igual se agradece la salida de este CD que es muy honesto como álbum en vivo (ver las notas internas: eso sí está bien detallado).
Club del Disco
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