No se puede decir que Acho Estol haya estado inactivo durante la pandemia: hace poco más de un año veía la luz Hikikomori, el último (hasta ahora) disco de La Chicana, y una de las mejores respuestas artísticas al encierro que significó la sorpresiva peste mundial aparecida en marzo de 2020. Un año después, fruto de sus grabaciones 2021, sale Estar ahí, su sexto trabajo solista, sucesor de Folkenstein, de 2018.
Acho puede virar un poco más hacia el tango, como en este caso, o hacia las especies rítmicas del folklore argentino, como en su álbum anterior, pero siempre está su sello particular. Una marca que tiene que ver con su laborioso trabajo de instrumentista de todo en el estudio, y responsable obsesivo también de la grabación, edición, mezcla y arte gráfico de sus discos.
Además de ser un compositor y letrista reconocible en sus canciones, Estol es un gran orquestador de la música popular: sabe dónde poner ese sonido justo, sea un violín, un Hammond o un kazoo. Sabe a quién llamar cuando el desafío requiere una destreza superior a sus fuerzas. Y esa sabia humildad también lo lleva a convocar cantantes para buscar ese color que tiene en sus oídos, cuando piensa que eso redundará en un beneficio para la canción: así, desfilan en este disco Cucuza Castiello, Mamba Malí y Natalia Bazán, voces de la renovación tanguera de la última década.
Su propia voz nos sobrecoge en el increíble relato valseado que es Los distintos (track 1) o en la fabulosa La pesadilla, donde lo acompaña la voz de Daniela Horovitz, en la que confiesa que cualquier pesadilla es mejor que estar despierto. La mayoría de las canciones de este disco son pequeñas historias en las que poderosas frases funcionan como declaraciones de principios. Pero también hay lugar para una versión en 3/4 de Para quién canto yo entonces, hermoso tributo a Charly García, cuya poética se hermana perfectamente con el resto del tracklist.
Barroco, prolífico, excesivo y afilado, Estar ahí es un trabajo redondo, coherente de principio a fin. Productor artístico de tantos discos maravillosos de otros artistas, en este álbum Acho se autoprodujo mejor que nunca hasta ahora, para regalarnos un disco memorable, con muchos picos y sin valles a la vista. A gastarlo.
Club del Disco
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