La murga Falta y Resto es una marca registrada: son los principales embajadores en la Argentina del carnaval montevideano, lugar quizás en discusión en los últimos años con Agarrate Catalina, otro elenco que suele girar por suelo argentino. Esta grabación, que ya tiene unos años, ofreceen las voces de Falta y Resto los saludos y retiradas de las murgas históricas, en un registro que va de 1932 a 1984 exactamente, o sea poco más de medio siglo (quizás el nombre del álbum sea un poco hiperbólico).
El disco no está ordenado de manera cronológica, sino siguiendo un criterio artístico. En la gráfica están consignados los años de cada canto. Pero si lo pensamos en orden de antigüedad, el desfile comienza por la Retirada (track 3) de Asaltantes con Patente, sigue con el Saludo (7) de Araca la Cana, de 1937, y concluye con la Retirada (2) de los Saltimbanquis y la Retirada (9) de la Antimurga BCG, ambas de 1984.
Se pueden hacer entonces, control remoto del equipo de CD en mano, dos escuchas. Una en el orden del disco tal como viene de fábrica; otra de tipo histórica, yendo década por década. Esta última escucha permitirá ir palpando los cambios en los temas y el lenguaje, en la complejidad armónica y los ritmos. Las letras evolucionan desde una inocente y auotlaudatoria vindicación del Carnaval hasta la ácida crítica social de la BCG, hecha en el último año de la dictadura militar. Siempre con el ritmo festivo y el tono burlón, claro.
Grabado en 1997, con una mirada retrospectiva muy finisecular que justifica el título del álbum, con los finos arreglos corales de Alejandro Balbis y una soberbia batería, este disco es una enciclopedia de murga: nombres míticos como los de Línea Maginot, Milonga Nacional o La Nueva Milonga adquieren aquí entidad real a través de sus canciones.
Sobrio e informativo, el librillo no brinda información sobre las autorías de estos saludos y retiradas. Es de rigor pensar que las letras son creaciones colectivas de las murgas y no llevan firma; pero las músicas generalmente son contrafacta, es decir que las melodías fueron tomadas de canciones populares de cada época (no es una ley, pero suele ser así) y no escritas especialmente para las murgas. Quizás esa información sea redundante en Uruguay pero no sobraría de este lado del río.
Club del Disco
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