Quienes no conozcan a Paralelo 33° o, mejor dicho, quienes nunca hayan visto al cuarteto en acción pensarán que es muy difícil traducir la música de Piazzolla para un ensamble de percusión. Conociendo la trayectoria del grupo, el nombre de sus integrantes y los instrumentos que tocan, la duda quedaba reducida a cuáles obras del vasto repertorio piazzoliano elegirían y cómo serían los arreglos. La función melódico-armónica estaba garantizada por la presencia de los instrumentos de placas (vibráfono y marimba), y por supuesto que los timbales pueden usarse para los bajos, pero desde ya que la idea del cuarteto en ningún momento fue hacer una transcripción de la música del bandoneonista, sino encarar esas creaciones desde la personalidad y las posibilidades del orgánico que tienen en sus manos (y pies).
Dicho esto, la selección de ocho temas es una de las claves de este fantástico disco: si bien, como es obvio, abundan las piezas con fuerte acento en la rítmica (aunque hay que decir que este es un componente inherente a toda la música de Piazzolla, aún en sus obras más líricas, por así decir) un valor importante es elegir música no tan transitada, junto a verdaderos himnos como Milonga del Ángel (track 4), Fuga y misterio (5) o Libertango (8). En este último tema, invitaron a sumarse nada menos que a un... baterista (!!!). Se trata de Pipi Piazzolla, nieto del compositor y conocido de los socios del Club del Disco.
Tratándose de un grupo con ya 25 años de carrera, capaz de ser invitado tanto a un festival de música contemporánea como a uno de jazz, integrado por músicos que actuán en muy diferentes escenarios, que abarcan prácticamente todas las posibilidades de la música de tradición escrita y de la música popular, es de esperar que lo más interesante de este álbum no esté sólo en lo que tocan cuando atacan las notas escritas en los arreglos, sino en todo lo que ocurre a nivel tímbrico, que es mucho y muy sorprendente. En ese sentido, es para festejar que el grupo se permita hacer cosas en el estudio de grabación que difícilmente se puedan hacer en concierto. Eso le confiere a este objeto sonoro una jerarquía distinta, más allá de que, cuando se reabran los escenarios, Paralelo 33° pueda tocar todo el material que grabó aquí con mucha idoneidad y presencia.
Se trata, por lo tanto, no solo de una asombrosa relectura de la música de Piazzolla, sino de un disco muy trabajado en lo sonoro, por lo que es altamente recomendable su escucha atenta con auriculares, aunque sea una vez. Nuevamente, contar con el audio en CD es una diferencia a la experiencia de oírlo en una de las plataformas reinantes actualmente. Es un álbum para paladear lentamente, sin perderse ningún detalle.
Club del Disco
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