Una semana de encierro sin luz ni electricidad y la incertidumbre de una catástrofe natural amenazando la ciudad. En este contexto nació Last Night on Earth durante el confinamiento producto del huracán Sandy en New York. La música acompañó a Lee Ranaldo a transitar esos días y de sus guitarras acústicas surgieron nuevas composiciones que luego arregló junto a la banda. La angustia de la coyuntura compone la paleta sonora del álbum, más cercano al rock alternativo y la fuerza de un pasado noise se hace presente como destellos a lo largo del disco.
Last Night on Earth es el segundo material del proyecto personal de Lee Ranaldo después de la separación de Sonic Youth en 2011 y el décimo de su carrera. En esta ocasión, a diferencia del antecesor, se encuentra acompañado por The Dust, ni más ni menos que Steve Shelley en batería (Sonic Youth), Alan Licht en guitarra y Tim Lüntzel en bajo. Una formación, sin dudas, con una expertise en el género que se hace notar en cada track.
Se trata de nueve canciones, en su mayoría largas, que desafían las normas de la industria en cuanto a duración y a estructura. En Last Night on Earth las guitarras no tienen el clásico momento del solo para lucirse, sino que tienen una importancia central durante toda la pista generando capas, texturas y melodías en distintas superficies. Así se percibe en el track 5, homónimo al álbum, una canción que fluye en dos planos, donde las cuerdas armonizadas se transforman en una voz más y acompañan sutilmente a Lee. Esta canción además cuenta con la participación del músico y productor catalán Raül Refree en ukelele, aportando un sonido cálido que termina de completar la escena.
Ya avanzado el álbum, inmersos en su sonoridad, un clave nos sorprende en Late Descent #2 (5) con un estilo barroco propio de la formación de la artista alemana Elina Albach, quien engalana el álbum con un estilo muy particular. Un detalle a destacar: la construcción de la espacialidad. Lee suma grabaciones de campo en Berlín y en Italia, más específicamente, en el Castello Scaligero, una fortaleza del imperio romano, completando ese espacio europeo barroco que se fusiona con el rock y la canción estadounidense. El disco cierra con un tema de casi 12 minutos, con un clima más oscuro, Blackt Out (9) donde todas las pedaleras entran en juego.
Grabado en 2013 en Nueva Jersey, este álbum supone un registro de una nueva etapa del guitarrista en un período de experimentación y de un vuelco a la composición luego de formar parte de la mítica banda de rock neoyorquina. Vale la pena escucharlo de principio a fin.
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