La propuesta surgió desde afuera: un admirador de Facundo Galli y Niño Etc. que les propuso grabar un disco a dúo en un ambiente alejado del ruido urbano. Con la libertad de saber que tendrían una semana entera para dedicar a la grabación, sin interferencias, viviendo en el estudio, como los grandes grupos de rock lo hacían antaño. Nada de horarios complicados, ni corridas para dar una clase o tocar ahí o cumplir con obligaciones cotidianas. La famosa propuesta que no se puede rechazar, pero por sanos motivos, esta vez.
Y allí fueron, cuando comenzaba el verano de 2020 en la Patagonia, los dos artistas. Es evidente que son parte de la misma escena, pero también que cultivan diferentes estilos en sus canciones. Facundo (a quien los socios del Club del Disco conocen ya por sus anteriores trabajos) suele ser más bien descriptivo en sus canciones; mientras que Niño Etc. (nom de guerre detrás del que se encuentra Mariano Napoli) suele tener una mirada más existencialista. Además, desde el punto de vista vocal, la voz de este último es nasal, si se quiere, más cerca de Bob Dylan, mientras que el timbre claro de Galli lo acerca a Art Garfunkel, para seguir con los paralelismos folkies. Ambos son hábiles guitarristas y en el álbum está muy bien logrado el ensamble de sus instrumentos.
Más allá de estas complicadas comparaciones, si a un dúo recuerda esta unión es a Simon & Garfunkel, más que a Pedro y Pablo o Pastoral. Y no por que miren hacia otras latitudes: hay en sus canciones claras influencias de compositores latinoamericanos como Silvio Rodríguez, Jorge Drexler, Lisandro Aristimuño, Gustavo Cerati y muchos más. Sino porque es un dúo que nace muy parejo: se repartieron las autorías de las canciones, cuidaron mucho el equilibrio en el disco y aún dentro de cada canción, eso los distingue de todos los dúos nombrados líneas arriba, inclusive del primero, en el que Paul Simon cargaba con el peso de la composición casi siempre.
Y, hablando de Pedro y Pablo, la presencia de Miguel Cantilo rozó esta grabación: vecino de la zona, el referente de la canción argentina se acercó a conversar con los dos músicos, les dio su apoyo y hasta les prestó una guitarra acústica que Niño Etc. tocó en alguna de las canciones.
La lista de canciones incluye algunas que ya habían tenido su versión en los proyectos solistas de los dos cantautores, y novedades escritas pensando en la grabación. Se destacan Clave sencilla (track 2), Pasacalles (3), Oración (5), Fogonera (6), Un desvío (7)... En realidad el nivel es parejisimo y siempre muy alto a lo largo del álbum, de 35 minutos, como un viejo LP. Las cuerdas en Ahora, que abre el disco, y De cauce lento (una de las versiones del álbum) le agregan un color más, así como la percusión electrónica, muy sutil, en Un desvío.
Es un placer presentar este bellísimo disco que todavía no salió y ya tiene aroma a clásico, por su sonoridad, por la calidad de la dupla y de las canciones, y por el bellísimo librito de 16 páginas, con fotografías en blanco y negro del fotógrafo y productor ejecutivo del disco, Diego Ortiz Mugica, que le dan un aire atemporal a todo el álbum. Pensado antes de que irrumpiera la pandemia en nuestras vidas, llega ahora como un antídoto contra el aislamiento, como una metáfora de unión y libertad.
Club del Disco
Comentarios