Cuerdos Vocales es un grupo vocal atípico: el sexteto pergeñado y dirigido por el joven Gastón Dvoskin es una bocanada de aire fresco en un ambiente algo cerrado, el de los grupos vocales, que viene repitiendo recetas muy efectivas, en su mayor parte ideadas y probadas con éxito desde los años '60 por el Chango Farías Gómez, sumo sacerdote ya que inventó a los Huanca Huá y al Grupo Vocal Argentino y, con ellos, un sonido.
Este grupo tiene más puntos en común con los grupos a capella que se popularizaron en las últimas dos décadas en todo el mundo que con los típicos quintetos o sextetos que pueblan el territorio argentino. Esa afinidad está dada por la estética de los arreglos, por no temerle a looperas o efectos vocales que remiten a sonoridades electrónicas y por un cuidado de lo que se ve en el escenario que está muy lejos de la rigidez envarada de tantos grupos que suenan muy bien pero que se podrían escuchar con los ojos cerrados, ya que no hay nada para mirar en escena.
Hecho este elogio a la modernidad del grupo, vale decir que en el álbum que ahora presentan no temen recibir invitados notables como Teresa Parodi, Juan Quintero, Manu Sija o Milena Salamanca, por nombrar sólo a cuatro de los que los acompañaron en dos ciclos de conciertos que desarrollaron el año pasado en el Espacio Tucumán, de Buenos Aires: uno, justamente, con artistas tucumanos, y el otro con invitadas. Tarea nada sencilla, la de adaptar los arreglos de un sexteto vocal para permitir la entrada de una nueva voz.
Todos los invitados aportan mucho, vale destacar el desempeño increíble de Manu Sija en el tema que da nombre al disco, que es del propio Dvoskin, la calidez de Juan Quintero en sus dos apariciones y ese caudal de Teresa Parodi, que abre el álbum. Pero vale mucho la pena escuchar al grupo despojado de invitados: no se puede creer que sea una grabación en vivo: tiene todo el calor del concierto pero a la vez una justeza milagrosa en balance y afinación.
Se trata de un disco sorprendente y que excede el círculo del folklore vocal para llegar a un público mucho más amplio. Cada canción cuenta una historia y se percibe un grupo que no está nunca distraído: se meten dentro de esa historia y la transmiten con notable sensibilidad.
Club del Disco
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