Cantante y percusionista, Maga Falcoff, pensó este álbum como un recorrido por diversos géneros musicales de Latinoamérica y por supuesto que tiene un fuerte componente rítmico. Inclusive su manera de cantar tiene la impronta percusiva desde el origen. Pero este álbum además es una fuerte muestra de Magalí como compositora, y de hecho siete de los diez tracks están firmados por ella.
Si fuera un LP de vinilo, y dividiéramos en partes iguales las diez canciones, podríamos hablar de un Lado A donde es todo suyo el disco, y un Lado B donde hace lugar a otros autores. De hecho, ya en Cielo (track 6) sobrevuela el espíritu de Luis Alberto Spinetta, a quien la cantante dedicó la canción. Luego viene un tema de Hugo Fattoruso, uno de Vitor Ramil donde él mismo pone la voz, y cierra con Primogenio, de Rubén Blades.
El grupo que armó para este disco es sólido y virtuoso: una sólida base rítmica, como no podía ser de otra manera, en la que Julián Solarz se hace cargo de las armonías desde el piano, la melódica o el Rhodes, y también toca percusiones varias y canta; Jerónimo Morán Gutiérrez toca el contrabajo y Luis Alberto Mercado la batería. Ademas hay invitados que suman percusiones, voces, acordeón y, puntualmente, una sola guitarra en todo el disco, una rareza.
Un disco parejo, luminoso y que invita a la escucha reiterada. Con muchos detalles para sucesivas pasadas, para los oyentes curiosos.
Club del Disco
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