La trompeta de Sebastián Greschuk irrumple con su sonido limpio, delicado, sobre un fondo de arpegios que ofrece el piano de Nicolás Boccanera, mientras nuestro bien conocido Sebastián de Urquiza en contrabajo y Matías Crouzeilles, baterista treintañero que habitualmente toca con Lucio Balduini y Pájaro de Fuego, como reemplazo de Pipi Piazzolla, nada menos. Así comienza Lluvia eterna, y así arranca Paisaje, álbum que permite no sólo apreciar a un nuevo compositor y trompetista, sino a un cuarteto sólido de músicos que tienen mucho para decir, cada uno por separado.
El sonido de Greschuk recuerda por momentos al de Chet Baker o Miles Davis (nada menos!). Tiene ese pianissimo sin vibrato en las notas largas tan difícil de lograr con este instrumento, en el que la presión en la boquilla es fundamental. Pero no es sólo una cuestión técnica: como compositor es alguien a quien prestar mucha atención. Sus temas tienen melodías cantables y complejas a la vez, y la arquitectura de los temas sin ser sencilla suele ser clara y comprensible.
La base rítmica es un trío que funciona por sí solo de maravillas. Nicolás Boccanera alterna el piano con el Rhodes con igual elegancia, y seguramente dará mucho que hablar de acá en más (estuvo viviendo afuera en el último año, destino que ahora tendrá el contrabajista Sebastián de Urquiza).
Desafectados (track 3), Invierno (4) y Tabula rasa (5) son una seguidilla increíble. Pero no hay puntos bajos en el disco, uno de los mejores editados por un músico argentino de jazz en este año. El sello que lo publica es Ears & Eyes, con base en Chicago, Estados Unidos, pero cuyo manager está radicado en Buenos Aires. Si bien la edición es muy sencilla, llega a los socios del Club del Disco a un precio imbatible, más teniendo en cuenta que es material importado. Para no perdérselo...
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