Ocho composiciones propias y un himno como Subo, de Rolando Valladares, conforman el nuevo álbum de Curepas, que en poco más de media hora, la duración de un LP de vinilo, dice todo lo que tiene para decir en 2019. Su particular sonoridad, rica en graves con el uso del contrabajo y el violonchelo al mismo tiempo, y el bandoneón en función líder muchas veces, encuentra en este tercer álbum, siempre crítico para los grupos, su punto de equilibrio.
Algo de la oscuridad que destila el arte gráfico del disco está presente a lo largo de los nueve tracks. Con la voz (o las voces, deberíamos decir) siempre bien adelante, con una línea poética que por momentos los vincula con creadores como Edgardo Cardozo, como en la magistral Memorial (track 7) pero que también puede volverse testimonial como en Cumbia y silencio (4), claramente el hit del disco, Curepas va por más.
Muy buena técnica de grabación, que permite apreciar la prolijidad de los arreglos y los matices de las voces de los cantantes propios e invitados.
Club del Disco
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