Con el ímpetu que lo caracteriza, Adrián Iaies le está imponiendo un ritmo de producción intensivo al Proyecto Colegiales. Eje de sus últimas ideas, hasta ahora editó dos discos en formación de trío, y ahora este nuevo (grabado a la par del segundo álbum en trío) a dúo con su contrabajista, la colombiana Diana Arias. Todo esto en el lapso de ocho meses, entra la publicación del primer álbum y este, el tercero.
Todas las composiciones son del pianista, y cada una lleva una dedicatoria, que puede ser a un músico de jazz, como Charlie Haden o John Lewis, a sus compañeros de andanzas o a los gestores del querido Café Vinilo, que cumple en estos días diez años de existencia.
No es fácil decir algo nuevo sobre Iaies, si bien una de sus cualidades es ir buscando siempre nuevos aires. Pero su estilo, lírico, en el que la melodía es reina y que se lleva muy bien con su amable pianismo, es ya una marca registrada. Sus composiciones parten de allí. En esta grabación, la más jazzera de la era Colegiales, abandona las especies rítmicas autóctonas y se entrega a las baladas.
Diana Arias muestra un sonido preciso y profundo en dedos; es un placer escucharla a lo largo de todo el disco, pero su solo en Rainy Mood (track 6) es una delicia, de antología. También alterna con el arco, como en la Danza de las glicinas (7), último track del álbum.
Cada vez que se presenta un disco para piano y contrabajo se suele recordar aquel irrepetible Intuition de Bill Evans y Eddie Gomez. Este disco está en otra frecuencia; el tiempo dirá qué lugar ocupará en la historia, por ahora es tiempo de disfrutarlo escuchándolo muchas veces, porque lo merece.
Una línea para destacar el exquisito sonido que logra nuevamente Florencio Justo, artista de la grabación, y el bellísimo arte gráfico.
Club del Disco
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