Todo comenzó con un encargo de Adrián Iaies a Diego Schissi, o para ser más correctos, de la Usina del Arte, que dirige Iaies: que arreglara canciones de Mariano Mores (1918-2016) para hacer una serie de conciertos llevaron por provocativo nombre Songbook Mores. Un poco a la manera de los cuadernos de canciones de Cole Porter, Irving Berlin o George & Ira Gershwin (entre otros) inmortalizados por la enorme Ella Fitzgerald entre mediados de los '50 y comienzos de los '60 del siglo pasado, la idea era darle a un gran intérprete-arreglador la tarea de agrupar lo mejor de la obra de este coloso del repertorio tanguero.
Fueron tres fechas en la Sala de Cámara de la Usina del Arte, para lo cual Schissi escribió en tiempo record los arreglos para su quinteto, con la idea de que hubiera algunos tangos cantados por cantantes invitadas. Así, dejó instrumentales himnos como Uno (track 5) o Cuartito azul (6), y en cada uno de los conciertos el quinteto contó con una de estas invitadas de lujo: Lidia Borda, Micaela Vita y Nadia Larcher. Se grabaron los tres conciertos y luego se eligieron las mejores tomas.
El arreglador usó diferentes recursos para interpretar la música de Mores, siempre con mucha originalidad e inventiva, pero procurando preservar la melodía, considerando que ese era el principal don del compositor. A priori se podría pensar que pocos compositores están más alejados de la música del quinteto de Schissi que Mariano Mores; sin embargo, a poco de escuchar Tanguera, el tema que abre y da nombre al disco, se da por tierra con ese concepto: parece una pieza de Timba, el último disco del grupo. El ostinato del bandoneón en ese arranque se muda al piano para En esta tarde gris, en el que es un deleite escuchar a Nadia Larcher cantando con todo el acento catamarqueño posible.
Entre los diferentes procedimientos utilizados por Schissi se encuentran la alteración de la armonía original en algunos casos (bellísima lectura de Gricel, por ejemplo), la reescritura de la rítmica o de la métrica, como en El firulete, o cambios en el orgánico que transforman completamente la idea que tenemos de una obra. Este último es el caso del cierre del disco, en el que Luces de mi ciudad, tema popularizado por el recordado programa televisivo Domingos para la Juventud en en la versión orquestal de Mores es llevado a un plano romántico, con el piano solo de Schissi. Un final íntimo en el que nos sorprenden los aplausos, que nos recuerdan que se trataba de un concierto.
Este disco permite mirar bajo otra luz a ambos creadores. Mores fue sin dudas un creador único, porque inventó una manera de componer tangos en los que la melodía y cierta idea clásica de la belleza tuvieron centralidad, frente a otras ideas que imperaban a mediados de los '40, cuando irrumpió con fuerza en el mundo del tango. Se trató, a su vez, del último exponente de la época en la que el tango era el género masivo en la Argentina; su muerte cerró una era. En el centenario de su nacimiento, un grande de estos tiempos lo homenajea con este álbum que posiblemente se transforme en un registro clásico de la música rioplatense.
Club del Disco
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