Siempre es un placer descubrir músicos que no conocíamos, y esa es una de las misiones del Club del Disco, en cierta forma. Es este el caso de Diego Catanzaro, que nos acercó su material (¡también él es socio del Club!) y nos pareció interesante darlo a conocer.
En el ámbito de lo que podríamos llamar música urbana, con mucho de candombe, milonga, pero también con libertad y creatividad, Catanzaro, que compuso, arregló y produjo todo el disco, pone su guitarra y el talento bien afinado. Y se tomó la licencia de no poner su voz, las tres canciones que se escuchan fueron cantadas por una voz femenina invitada: Romina Moreira. Que lo hace muy bien y le da un color distinguido a esta obra curiosamente llamada Momento naranja.
A la originalidad de la música hay que sumar los hallazgos de las letras. En un trabajo muy parejo, la pieza Río de la Plata destaca como un punto muy alto en el repertorio del autor. No es poco compartir en un primer disco diez temas propios con uno del Cuchi Leguizamón. La buena versión de Cartas de amor que se queman, track 9, en la que la melodía es llevada adelante por la flauta, deja muy bien parado a todo el grupo; entre quienes está el pianista y arreglador Julián Solarz, a quien ya hemos presentado en otros muy buenos trabajos aquí.
Un disco hecho con alegría y naturalidad, con mucha percusión y algunos invitados selectos, que funciona como una muy auspiciosa carta de presentación de Diego Catanzaro. Que inspirado en los tonos del cielo al atardecer y la luz de la urbe al poniente, creó este cuadro de bellas melodías con impronta de puerto, de ciudad en la orilla, de cruces de fronteras musicales.
Comentarios